¡El regreso esperado!
Después de mucho tiempo sin jugar decides tomar tus raquetas viejas y regresar a la cancha, estas muy contento y preparado.
Llegas al club, sacas tus raquetas e inicias a calentar, tus raquetas se sienten rígidas con una vibración rara, pero pues tienes mucho tiempo sin jugar, crees que es normal.
Después del primer set no das una, en definitiva, tiene que ver el tiempo fuera de la cancha, pero como que recuerdas que sientes que no es para tanto, además ya tronaste la primera cuerda y solo te queda una raqueta para jugar.
Al final del partido sales muy cansado, frustrado y lo peor con un dolorón de brazo.
Esta historia es clásica de jugadores que tienen mucho tiempo sin encordar su raqueta, las cuerdas son productos que se van resecando y van perdiendo sus propiedades, haciéndolas rígidas y poco flexibles, lo que provoca poca potencia, mucha vibración y poco sentimiento de pelota.
¿Pero con qué frecuencia debemos encordar nuestras raquetas? ¿Debemos esperar a que se truene el cordaje?
En realidad, no hay una medida exacta, ya que cada jugador tiene diferentes necesidades, mientras un jugador pro puede reventar cuerda en menos de un set, el jugador amateur puede durar años con un encordado.
Pero si existe una generalidad, que creo que nos puede ayudar mucho y es que por lo menos las raquetas sean encordadas 3 o 4 veces por año, aunque no se truene la cuerda, esto es para asegurar que la tensión y las características de las cuerdas sean las optimas y sacar el mejor provecho de ellas.
Un detalle que es importante recordar es que las cuerdas son el elemento que realmente golpea la pelota, de ahí la importancia de mantener un encordado fresco, responsivo y que funcione bien.
Platícanos como te va con tu cordaje, si has sentido la diferencia o te es indiferente tus cuerdas.
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